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Estudiantes InfoCom de la Université de Nantes y periodistas envían sus comentarios sobre El abuelo

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Un texto de Galdós llevado a la gran pantalla

jeudi 4 février 2010

La crisis finisecular : decadencia y modernidad en El Abuelo


La película El Abuelo de José Luis Garci, una adaptación de la última novela dialogada de Benito Pérez Galdós, retrata de una manera más bien realista la sociedad española de fin de siglo. Benito Pérez Galdós dijo, en su discurso de entrada en la Real Academia española en 1897 había convencido a todos de lo que debía ser la novela: "La sociedad presente como materia novelable". A Galdós, le gustaba tratar este tema y es una constante en todas sus obras. Además, es un tema muy representado en la literatura española de los autores realistas de su misma generación. Aunque la transición entre dos siglos no tiene ninguna significación” natural” en España, contrariamente a Francia en esa misma época, es un momento vivido como un seguro sentimiento de decadencia. No hay en España una “Belle époque”. El retraso del país económico y social, no lo permite por su decandencia este triunfo en la industria o el comercio. La crisis “finisecular” para España es sinónimo del fin del “Sueño Americano”, de la crisis económica, de la irrupción del movimiento obrero y del miedo a una revolución. Un sentimiento de nostalgia se encarna en el personaje del Conde Albrit, el abuelo, que vuelve de las Américas y que ha perdido toda su fortuna. Espejo de la antigua España, este patriarca de la aristocracia rural muy austero, autoritario, devoto, lucha por el honor de su familia y vive en la esperanza de ver su nombre perpetuarse. Nostálgico de una sociedad de los órdenes y de los hidalgos ya pasada y onírica, el abuelo parece que se eterniza en un mundo que va desmoronándose a cada paso. Todo a su alrededor, sus amigos, sus servidores fieles de antaño le traicionan, su honor, le fuerzan a ingresar en el convento que es cárcel. Sobre todo, para él, es la muerte infeliz de su hijo que precipitado en una melancolía inconsolable al imagen de la antigua sociedad española. El abuelo es la figura de un aristócrata nacionalista, xenófobo, desencantando y desdeñada que ya no puede afirmarse frente los nuevos valores de la modernidad. Sin embargo, una segura permanencia de estos valores aparecía en el comportamiento del personaje de Lucrecia Richmond tras su bondad, su mecenazgo y sus relaciones. Pero, hace figura mas bien de esta alta burguesía urbana que imita la aristocracia y además intenta durante el siglo, al tomar el poder político después el económico que sustituye al antiguo poder aristocrático. El personaje de Lucrecia representa verdaderamente esta transición finisecular porque aparece además como la figura muy moderna de la mujer que se libera de su minoría. Es a la vez, esta mujer romántica que escucha su corazón y esta madre fuerte, cariñosa y sola. La maquinación de la obra de Galdós, se basa en la confrontación de los caracteres fuertes de los dos protagonistas. Le permite subrayar este fractura generacional y social (más o menos caricaturada a causa de los orígenes ingleses de Lucrecia que fuerzan esta oposición) vivido para los contemporáneos de esta crisis finisecular. El autor construye esta novela sobre la incompatibilidad entre dos mundos que no consiguen tener un compromiso sencillo. La resolución de este conflicto será exterior. Viene del elegir de las hijas de Lucrecia: Nelly -legítima- sigue a su madre a Madrid y Dolly -ilegítima- elige vivir con su abuelo como si no fuera otra solución. Esta conclusión sobre la cual se termina la novela, muestra toda la complejidad de esta sociedad finisecular. Finalmente, no hay una fractura temporal entre la decadencia y la modernidad: las fronteras son porosas. Hay una conservación de valores antiguos que se mezclan con los de la modernidad. Esta novela realista de Galdós pinta una sociedad en mutación y que se busca en una herencia. El presente parece ahora un pasado todavía presente y un futuro en potencia. Galdós no pinta una ruptura pero escoge en mostrarnos una realidad más compleja y complexa. El futuro no tiene ideal y es imprevisible. La obra de Galdós es otra manera de redescubrir y analizar, para sus contemporáneos, nuestro sentimiento de una segura decadencia de los verdaderos valores pero también el de vivir una transición obscura que a veces da miedo. ¿Debemos fiarse de nuestros valores profundos, como Dolly, o como Nelly, apostar sobre las nuevos valores modernos?

Nicolas Bertet. Université de Nantes.

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