
En política sucede igual. Ahora, descendamos a la realidad concreta, bajemos a los hechos. Examinemos, por ejemplo, España y dentro de España el actual momento de su desenvolvimiento social. Tenidas en cuenta todas las circunstancias de nuestro pueblo, de nuestro carácter, de nuestras necesidades, de nuestros deseos –los de todos aquellos que sinceramente anhelan nuestro progreso y nuestro bienestar;- tenidas en cuenta todas estas circunstancias frente a este caso concreto, definidísimo, preguntemos: ¿qué política nos conviene a nosotros: la de la transigencia, el acomodo, la contención, la resistencia? Para caminar hacia un estado social mejor, para acabar con todas las lacras y corruptelas que nos infestan, elegiremos la primera política, o la segunda? La contestación es obvia y terminante. A la vista está, bien notoria, bien manifiesta, la obra del partido conservador y el reconocimiento y la simpatía que toda la parte ciñta y verdaderamente independiente del país siente por los conservadores a causa precisamente de esa obra, de esa política.
Un hombre hay en el partido conservador que se ha revelado en la anterior etapa como un gran gobernante, y que ha sido el más preciado yel mejor colaborador de jefe del partido. ¿Hubiera podido ese hombre realizar la notable y meritísima labor que ha realizado y llegar a la altura a que ha llegado con una política de transigencia y de dejar hacer? Estamos en un momento crítico de nuestra historia; luchan por un lado las antiguas y formidables tendencias de corrupción y de laxitud; se levantan frente a ellas los deseos, las ansias, los anhelos de saneamiento moral, de purificación de las costumbres, de estabilidad y de bienhestar. En estos momentos críticos, decisivos, todo hombre derecta conciencia y de amor al país, sin vacilar, decididamente, con entusiasmo, se pondrá al lado de una política de firmeza, de energía, de inexorabilidad. No importa que clamen y protesten y traten de desvirtuar la tendencia la masa de retardatarios y de logreros; una obra de renovación fecunda no se realiza en: silencio y sin la resistencia de los que con el cambio serán anulados y destruidos. Lo que precisa es tener fe y decisión. Lo que precisa es poder levantarse sobre las contingencias del momento y no olvidar –y aquí vuelvo a recordar el tema de uno de mis artículos- que cuando se ha tomado una posición se ha de permanecer, como decía Goethe, fuertes en ella, incommovibles, seguros de que todo lo que no sea nosotros pasará y se desvanecerá, y que solo nosotros, en nuestra firmeza, seremos los que adelantemos.
Azorín.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire